Boca y Racing igualaron 0-0 la ida de los cuartos de final. Silbidos para Almendra y Juanfer. Partido de morbo, polémica y pocas diferencias. Se lesionó Barco.
Boca Juniors y Racing Club igualaron sin goles el partido de ida de los cuartos de final de la Copa Libertadores en La Bombonera y definirán la llave la próxima semana, desde las 21.30, en el Cilindro de Avellaneda.
Ninguno se adueñó de los detalles. El primer choque de alto voltaje entre los argentinos terminó con un empate en blanco. Un partido parejo, en el que entraron en juego las polémicas, el morbo, se ventilaron viejos rencores y hubo poco fútbol. Aunque, hay que decirlo, el que se animó a dar la milla extra fue Boca. Pero se encontró con un cumplidor Gabriel Arias, que salvó dos en cada tiempo. Y la Academia, que se fue al descanso sin patear al arco, creció en la parte final.
El equipo de Jorge Almirón arriesgó más y fue agresivo con una línea de tres en el fondo, un tridente de gestación, dos carrileros dispuestos al ataque y una particular dupla ofensiva entre Valentín Barco y Edinson Cavani. Así manejó el ritmo del primer tiempo. Tuvo unos primeros 20 minutos de mucha intensidad y atropelló a la visita. Los buenos movimientos de Cavani no alcanzaron, el nivel mermó y el complemento dejó con una mejor imagen a los de Avellaneda
Polémicas no faltaron: en apenas cuatro minutos apareció la primera cuando el árbitro expulsó a un alcanza pelotas que colocó la pelota en el córner para que Barco ejecute y cuyo posterior disparo terminara en un cabezazo al fondo de la red de Cavani. Atento Wilton Sampaio, pero no tanto en un codazo de Marcos Rojo que consideró solo para amarilla.
El segundo tiempo amaneció con malas noticias para Boca. 120 segundos pasaron y el “Colo” Barco tuvo que abandonar la cancha por una molestia. En su lugar entró Miguel Merentiel, y el ataque fue netamente uruguayo. Justamente la Bestia tuvo la primera clara del periodo complementario tras asistencia de Medina. Sin embargo, apareció otra vez Arias para amortiguarla con el pecho.
En el cierre apareció el morbo. Entró Agustín Almendra bajo una lluvia de insultos y silbidos. Lo mismo para Juanfer Quintero. Esos cambios, más el ingreso de Gastón Martirena, le dieron equilibrio a Racing, que aguantó sin sufrir mayores inconvenientes y hasta se adjudicó la tenencia del balón.
Se bajó el telón sin ningún equipo predominante. Si bien se pudo esperar algo más desde lo futbolístico, en este tipo de partidos lo estratégico manda. Y en ese rubro Racing hizo negocio y a Boca le quedó un gusto a poco. Se definirá la próxima semana en el Cilindro de Avellaneda. La llave de argentinos está abierta.